CONECTIGRAMA, otra manera de conectarnos

CONECTIGRAMA, otra manera de conectarnos

Ha llegado el momento de cuestionar la utilidad y uso del clásico ORGANIGRAMA, creado hace 165 años en otro contexto. En esos tiempos de estabilidad se requería orden, “claridad” de roles, especialización y sistematización del trabajo.

Hoy, en pleno siglo 21, ese clásico organigrama se ha convertido en una representación rígida, jerárquica y funcional de la estructura organizacional que limita la innovación, la comunicación y la colaboración; competencias claves para subirnos al tren de la digitalización y la modernización.

He comprobado con mis clientes que esta estructura tradicional es uno de los principales influyentes de la cultura. La definición tradicional de cultura: conjunto de creencias y valores compartidos en una organización, es, desde mi punto de vista, limitada y ajena a la realidad.

La primera expresión de una cultura es cómo te organizas, tus tipos de reporte, roles y misiones. Por ello, es difícil y frustrante emprender procesos de transformación cultural, si, en paralelo no modificamos la estructura organizativa y los procesos más relevantes.

¿Qué es el CONECTIGRAMA? Es un concepto que tiene por finalidad entender y construir relaciones colaborativas formales sobre la base de objetivos y procesos críticos, los mismos que se expresan en una nueva estructura organizativa. El punto de partida no es funcional ni vertical, sino, la identificación de las conexiones críticas que generan valor alrededor de un propósito común.

Estas conexiones críticas forman EQUIPOS que hay que gestionar: elegir, desarrollar, premiar, retener. La cultura se mueve notablemente, pues pasamos de la identidad “área” a la identidad “empresa”, del éxito personal al éxito del equipo. A diferencia del Organigrama, pueden haber varios conectigramas, los mismos que se pueden convertir en “células” del cambio, impulsando una cultura orientada a la generación de valor de la mano con la colaboración Las principales desventajas del organigrama es su rigidez y promoción de estancos; lo mejor del CONECTIGRAMA es su flexibilidad, adaptabilidad y promoción de la colaboración cruzada.

Estamos construyendo conectigramas y cuestionando la utilidad del Organigrama. Es un proceso que todavía tomará tiempo y que, cómo todo en la vida, será liderado por quienes se atrevan a cambiar y salirse de la caja. Esto recién empieza, los invitamos a conocer un poco más del Conectigrama y su utilidad en la construcción de una cultura colaborativa, donde lo más importante es “soltar” lo personal y construir un nuevo sentido de pertenencia.